La Era Digital refleja el curso en la evolución humana y el uso que en ella hacemos de la energía que integramos al conocimiento colectivo; nos enfrenta a retos inéditos, novedosos y radicales.
“Defender la verdad contra sus muchos atacantes no es fácil. Necesitamos valores compartidos y reglas e instituciones”.
Cada vez la sociedad se está haciendo más consciente de la realidad ambiental y los riesgos que nos asechan. Se han hecho evidentes tanto la eficacia de las tecnologías, como también la poca eficiencia con que las utilizamos y su impacto en nuestros estilos de vida; cambios que nos exigen adaptarnos continuadamente a realidades que se actualizan al ritmo de la era digital. Desarrollar la conciencia para dotarla de criterios acertados para interpretar los cambios permanentes que tienen lugar en la sociedad y el ambiente, requiere del conocimiento de la energía y de cómo la utilizamos.
Hemos disminuido el uso de la fuerza física y se ha ampliado significativamente el de la mente: al automatizar y usar la inteligencia artificial en cuanta actividad repetitiva lo permite, ocasionamos la eliminación de muchos empleos tradicionales; la informática, sin notarlo, se está convirtiendo en la “base de datos de la humanidad” y por su intermedio se divulgan opiniones y juicios que ganan la aceptación de un número creciente de personas.
La civilización se enfrenta a las repercusiones de nuestras decisiones en el uso poco eficiente de la energía. En las redes ya se discute si las granjas de servidores que almacenan la información mundial serán sostenibles en el futuro, ello debido al incremento exponencial de la información que se almacena en la nube y consume energía; ¿tendremos que frenar el crecimiento de los sistemas de información, o seremos capaces de desarrollar tecnologías más eficientes para su funcionamiento?
Alerta avistada… y ¿alarma activada?
La alerta está activada…. La pregunta que nos aborda es: ¿Está nuestro sistema de alarma, nivel de conciencia y conocimiento colectivo en capacidad y atento para activar una conciencia crítica, energía eficaz y eficiente, y así perpetuar las acciones para la protección del ambiente en nuestro planeta?
Muchos son los problemas y complejas las situaciones que enfrentamos hoy en día; y no parece ser la tecnología la culpable sino su uso indiscriminado y la misión que le estamos acostumbrando a cumplir, sin patrones morales, en ausencia de humanidad y poca sensibilidad con el entorno.
La dieta calórica de los humanos basada en animales, los que se alimentaban de lo que la naturaleza les brindaba, ahora son una explotación comercial demandante de alimentos, gastos en salud, mano de obra especializada, administración, maquinaria, transporte… todos los cuales usan energía, haciendo que los bovinos consuman más energía que la que nos suministran en forma de calorías, es decir, un balance negativo de energía.
Ya se activaron las alertas, dejar de consumir carne bovina, afectando a muchos empleos y negocios y, lo más importante, contraviniendo nuestra cultura alimentaria de miles de años. Lo peor es que la carne de cerdo tiene un balance igual a cero y la carne de aves arroja escasamente un balance positivo; ¿tendremos que volver a la sociedad rural que nos precedió o podremos ser más eficientes en el manejo y operación de granjas? Por los momentos, esta situación ha dinamizado el desarrollo de tecnologías de producción de análogos de la carne.
Lo mismo pasa con los combustibles: necesitamos eliminar los que generan gases de invernadero, aunque las tecnologías disponibles no han demostrado tener suficiente capacidad para suministrar la energía requerida por una población en franco crecimiento. Para producir la nueva meca de la energía, la electricidad, todavía dependemos de las plantas termoeléctricas; desincorporarlas ya está en ejecución e implica tirar a la basura enormes inversiones de dinero y esfuerzo de años; hay esperanzas en el uso de la energía del hidrogeno y de la fusión nuclear y en la mejora en eficiencia de las que ya usamos: solar, viento, geotérmica, mareas… Islandia desarrolla tecnologías eficientes para retener el CO2 que originan los combustibles fósiles, aunque solo allí hay energía abundante y barata, la geotérmica, para hacer factible esta posibilidad.
Campo de Fuerzas de Kurt
Ante el problema del control del aumento del nivel del océano ocasionado por el calentamiento global, la teoría del Campo de Fuerzas de Kurt Lewin nos plantea las fuerzas que entran en acción, las que frenan que el daño se produzca y las que favorecen que esto no suceda, fuerzas restrictivas e impulsoras respectivamente, y de ambas surgen posibles iniciativas para resolver la amenaza, unas más eficientes que otras:
- Restringir el paso de agua y así evitar la inundación de áreas pobladas, la solución planteada para el bajo Manhattan, New York, un muro de contención de 16 km y tres metros de altura, un enfoque defensivo que no cubre el riesgo similar que tiene el 50,3% de la población mundial asentada en zonas costeras; en el caso de Miami Beach, sería más económico dejar perder lo existente y mudar a sus pobladores a lugares seguros.
- Impulsar la descontaminación del aire para revertir el calentamiento global, contener el deshielo y controlar el nivel de los océanos, objetivo del plan de la Comisión de las Naciones Unidas para el Cambio Climático en los próximos 30 años, solucionaría el riesgo de todas las comunidades ubicadas en zonas costeras, un enfoque eficiente y de mayor alcance, por lo que es más efectivo.
Una tecnología eficiente e integrada con el conocimiento colectivo
La reflexión de estos comentarios es la importancia de manejar no solo la eficacia de una tecnología sino de forma integrada con ella, su eficiencia, un requerimiento que exige mejoras, tanto en las tecnologías que hoy utilizamos como en el comportamiento de la gente. Vincularnos con la información y conocimientos sólidos en cuanto al funcionamiento de la energía y de los procesos que usa el universo para entregárnosla, son las fundaciones para crear una conciencia crítica en la población que permita decisiones colectivas cargadas con la suficiente cantidad de energía generada en el respaldo mayoritario de los miembros de la sociedad para el cuido del ecosistema, con el cual se garantice la vida, así como también su calidad. Todo es fundamental para que la era digital cultive cambios positivos y cosechas efectivas y eficientes en las nuevas generaciones en la salvaguarda del ambiente.
“Los colapsos se producen por la ausencia de una conciencia crítica”.